sábado, 19 de diciembre de 2009

ACEITE DE SEMILLAS DE CALABAZA

El aceite de semillas de calabaza (en alemán Kürbiskernöl o Kernöl), es una especialidad culinaria de las regiones de Estiria , al sudeste de Austria, y de otras regiones de Croacia, Eslovenia y Hungría. Se trata de una denominación de origen protegida por la Unión Europea.
Este aceite se elabora tostando y prensando las pipas de la variedad local de calabaza (Cucurbita pepo, var. styriaca o var. oleifera). Se ha producido en la región de Estiria desde, al menos, el siglo XVIII. Esta variedad se diferencia de otras tantas por un solo detalle: la pepita, la cual, tras una mutación hace unos 100 años, ha perdido el envoltorio grueso habitual y sólo se protege por una fina membrana. Este hecho hace que se pueda extraer el aceite de una manera eficiente, aunque cuando se empezó a hacerlo, según Wikypedie, en el año 1735 aún se hizo con semillas de cáscara gruesa.

Para conseguir 1 litro de este aceite se necesita unos 3 kg de semillas o 35 calabazas, de ahí su elevado precio.

Tiene denominación de origen “Steirisches Kürbiskernöl”. Su aspecto es denso y dicromático: cuando se mira a través de él es de color verde oscuro intenso, color que le proporcionan los pigmentos de la cáscara de las pepitas de las cuales se obtiene, y cuando se le observa directamente, es de un color desde pardo hasta rojo oscuro (observar las lágrimas de la fotografía de la sopa). Posee un marcado aroma a frutos secos y se puede emplear para cocinar incluso postres, pero lo más habitual es consumirlo como aliño de ensaladas. Es un aceite rico en ácidos grasos poliinsaturados. Algunos autores defienden que es beneficioso en el tratamiento de enfermedades de vejiga y próstata. En la medicina tradicional alemana se prescribe como remedio para infecciones del tracto intestinal y lombrices.
Pues bien, éste fin de semana hemos utilizado éste extraordinario condimento en una deliciosa sopa que os presentamos: la llamamos "Lágrimas de calabaza con delicias de Ceres i pepitas confitadas": las lágrimas las proporcionó una botellita de aceite de calabaza, y las delicias de Ceres fueron trabajadas por la mano experta de nuestro excelente Chef, Adrian, a partir de seitán de espelta perfectamente trinchado, condimentado y amalgamado. Gracias Adrian, por tu regalo, y felicidades para tí, Anita, por la parte que llevas en el regalo. Y sobre todo, felicidades a Eugenia, la bien nacida, nuestra amiga homenajeada:

Plurimam Salutem

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